Cuando la inclusión se vuelve desafío: El rol de los docentes frente al TEA en el aula
- beadelriodom
- 18 jun
- 5 Min. de lectura

Trabajar con estudiantes que presentan Trastorno del Espectro Autista (TEA) en el aula representa un gran desafío para los docentes en Chile. A pesar de los avances en políticas inclusivas, como la Ley 21.545 (Ley TEA), que promueve la inclusión y protección de los derechos de las personas con autismo, aún existen brechas significativas en la implementación efectiva dentro de las escuelas.
El 18 de junio se celebra en Chile el Día del Orgullo Autista, una jornada destinada a visibilizar y celebrar la neurodiversidad, promoviendo la aceptación y el respeto hacia las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Esta jornada, es una oportunidad de sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de reconocer y valorar las diferencias neurológicas, fomentando un entorno más inclusivo y respetuoso para todos.
Este artículo explora los principales problemas que enfrentan los docentes al trabajar con niños TEA y entrega recomendaciones basadas en la legislación chilena vigente.
Principales dificultades
1. Falta de formación especializada:
Uno de los principales problemas es la escasa preparación de los docentes para trabajar con estudiantes con TEA. La formación inicial en muchas carreras de pedagogía no aborda de manera suficiente las estrategias de enseñanza diferenciada. Esto se traduce en inseguridad y falta de herramientas prácticas para atender a estos estudiantes de forma adecuada.
El Ministerio de Educación desarrolló un manual de apoyo a docentes para abordar este tema y facilitar las buenas prácticas en el aula.
¿Cómo manejar la desregulación?
Lo principal es poder anticipar el escenario para tener un plan de contención adaptado a las necesidades del estudiante, a partir de la información que pueda aportar la familia e involucrar a toda la comunidad escolar en la prevención (desde el portero hasta el director).
Ante una desregulación de un estudiante con TEA, el profesor debe actuar con calma, empatía y conocimiento del caso. Es fundamental reconocer los signos previos de la crisis y aplicar estrategias conocidas para ayudar al niño o joven a autorregularse, como reducir estímulos del entorno, hablar en tono suave y ofrecer un espacio tranquilo. No se debe forzar contacto físico ni confrontar al estudiante, y siempre es útil ofrecer opciones sencillas que le permitan sentirse en control dentro de un entorno seguro. Si existe riesgo para él o para otros, se debe activar el protocolo del centro y solicitar apoyo del equipo especializado.
Después del episodio, el colegio debe permitir que el niño o joven se recupere a su ritmo. Es importante que el equipo educativo revise lo ocurrido, ajuste el plan de intervención si es necesario y fortalezca las estrategias preventivas. La formación continua del personal, el trabajo colaborativo con las familias y la existencia de planes individualizados son claves para responder de manera eficaz y respetuosa ante estas situaciones.
2. Recursos insuficientes:
Muchas escuelas no cuentan con el apoyo necesario, como profesionales especialistas (fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, educadores diferenciales) ni con materiales adaptados. La Ley de Inclusión Escolar (Ley 20.845) establece que todos los estudiantes tienen derecho a una educación de calidad, pero en la práctica, los recursos asignados a los Programas de Integración Escolar (PIE) son limitados y muchas veces insuficientes.
¿Cómo ayudar a los estudiantes?
El “espacio de la calma” es un lugar seguro, tranquilo y adaptado dentro del entorno escolar, diseñado para que los niños o jóvenes con TEA puedan retirarse cuando se sienten sobreestimulados o emocionalmente desbordados. Este espacio suele contar con elementos sensoriales reguladores (como cojines, luces suaves, juguetes antiestrés o materiales visuales calmantes) y ofrece al estudiante la posibilidad de autorregularse sin sentirse juzgado ni aislado. Es importante porque permite prevenir crisis, reduce la ansiedad y favorece la inclusión al respetar las necesidades individuales.
Para que un niño o joven con TEA participe activamente en celebraciones o eventos del colegio, es fundamental anticipar lo que ocurrirá mediante apoyos visuales, ensayar previamente algunas situaciones, ofrecerle un rol claro o adaptado dentro del evento (como ayudar en una tarea específica) y permitirle tiempos de descanso si lo necesita. La clave está en planificar con anticipación, respetar sus límites y darle opciones que le permitan sentirse parte del grupo de forma positiva y segura.
3. Sobrecarga laboral:
Los docentes deben atender a una diversidad de estudiantes en contextos de aula muchas veces sobrepobladas. Incluir a un estudiante con TEA sin los apoyos adecuados genera un alto nivel de estrés, no solo para el docente, sino también para el estudiante y el resto del curso.
Un aspecto fundamental al trabajar con niños y niñas dentro del espectro autista es comprender la diversidad y singularidad que existe en cada caso. El Trastorno del Espectro Autista (TEA) no se manifiesta de la misma forma en todas las personas; por el contrario, cada niño o niña presenta una combinación única de características, fortalezas y desafíos. Algunos pueden tener un lenguaje muy desarrollado, mientras que otros presentan dificultades comunicativas importantes; algunos pueden mostrar una gran sensibilidad sensorial, mientras que otros no manifiestan estas reacciones.
Esta amplia variabilidad implica que no existe una única estrategia pedagógica que funcione para todos, y por ello es esencial adoptar un enfoque individualizado, flexible y respetuoso de las diferencias.. Reconocer y valorar esta diversidad no solo permite una mejor inclusión educativa, sino que también contribuye a crear entornos más empáticos y humanos, donde cada estudiante pueda desarrollarse de acuerdo con su forma de ser y aprender.
4. Falta de apoyo institucional:
En algunos establecimientos, la cultura escolar aún no es completamente inclusiva. La falta de sensibilización y capacitación del equipo directivo y administrativo puede dificultar la implementación de medidas razonables de ajuste que exige la ley.
Experiencia Algeduc
Es necesario realizar las adecuaciones necesarias para ser una comunidad inclusiva. Esto implica la revisión de reglamentos y manuales que regulan la convivencia, contar con protocolos y formas de actuar coordinadas y competentes, tanto preventivas como de respuesta, frente a situaciones de desregulación emocional y/o conductual (DEC).
Dentro de sus áreas de servicio, Algeduc ofrece una capacitación especializada para docentes que aborda este tema en particular. El objetivo de la capacitación es aplicar estrategias que permitan garantizar a estudiantes con Trastorno del Espectro Autista el acceso al currículum bajo el enfoque de la inclusión educativa y el marco de la normativa vigente.

Consejos prácticos según la legislación chilena
1. Conocer la Ley 21.545 (Ley TEA):
Esta ley establece la obligación del Estado de promover la detección temprana, el diagnóstico oportuno y la inclusión educativa, laboral y social de las personas con autismo. Los docentes deben conocer sus disposiciones y exigir su cumplimiento en sus comunidades educativas.

2. Exigir adecuaciones curriculares y apoyos PIE:
Según el Decreto Exento N° 83 (2015), los establecimientos deben realizar adecuaciones curriculares y evaluativas para estudiantes con necesidades educativas especiales. El docente puede solicitar asesoramiento técnico del equipo PIE para adaptar contenidos y metodologías.
3. Participar en capacitaciones:
Los docentes tienen derecho a la formación continua. Es recomendable participar en cursos sobre inclusión y autismo ofrecidos por el Mineduc o instituciones certificadas, lo que también mejora la convivencia escolar y el trabajo pedagógico.
4. Fomentar un entorno inclusivo y comprensivo:
Aplicar estrategias de enseñanza visual, rutinas estructuradas, anticipación de cambios y comunicación clara favorece la participación activa de los niños TEA en el aula. Estas acciones también están alineadas con los principios de la Ley 20.422, que establece normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de personas con discapacidad.
Compartir con ellos y escuchar su llamado. Muchas veces el propio autoconocimiento del niño puede evitar una situación de descontrol. Escucharlo y ayudarlo a identificar las señales de que algo le está afectando, puede levantar la alerta para actuar de manera efectiva.
Aunque existen avances legales importantes en Chile, aún queda un largo camino para garantizar una educación inclusiva efectiva. La formación docente, el trabajo colaborativo y el conocimiento de la legislación son claves para enfrentar estos desafíos y brindar una enseñanza que respete y valore la diversidad.
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